El seguro de salud

Tipos y aspectos a tener en cuenta.

El seguro de salud es un servicio contractual por el que un cliente paga una cuota para obtener una serie de beneficios relacionados con servicios sanitarios privados. Tan importante como la comparativa entre compañías y precios es conocer, en primera instancia, el tipo de seguro de salud que se está contratando. Muy a menudo, el cliente que no ha obtenido la información suficiente, o que no está relacionado con el lenguaje médico, y menos el jurídico, tiende a pensar que, al contratar un seguro de salud cualquiera, está cubierto para cualquier tipo de eventualidad.

Por eso, es importante aclarar, desde un principio, que existen tres grandes tipos de seguros de salud:
- De asistencia sanitaria. En que el cliente obtiene una serie de atenciones médicas especificadas por contrato, concretadas en consultas, intervenciones quirúrgicas u hospitalizaciones. No queda cubierto el coste de estos servicios; el cliente lo que obtiene es una abanico de facultativos y centros, para que pueda elegir en situación preferente respecto a clientes que acudan sin tener ningún seguro contratado. Es el modelo más popular.

- Póliza de reembolso. El cliente elige libremente el médico o centro, lo paga en primera instancia y posteriormente la compañía aseguradora se hace cargo de la factura. Esta modalidad tiene un coste ligeramente más elevado que la anterior, pero no evita al cliente las listas de espera propias de los que no tienen contratado ningún seguro.

- De subsidio. Es la modalidad más barata de seguro de salud en la que el cliente obtiene una indemnización económica en caso de sufrir alguno de los percances sanitarios especificados en el contrato. Muy solicitado por autónomos o profesionales con actividades que conllevan cierto riesgo. Durante un tiempo se hizo popular entre artistas que ven ligada su carrera profesional a la perfecta conservación de ciertas partes de su anatomía.

Es muy difícil ofrecer una comparativa calidad/precio, porque el precio de un seguro de salud y sus coberturas varían según tantas circunstancias, prácticamente, como tipo de clientes hay (son servicios tremendamente específicos). Se debe tener en cuenta:

- El nivel de vida de cada ciudad.
- La edad y sexo del cliente.
- Si tienen periodos de carencia (lapsos durante los que no cubren, como puede ser el embarazo).
- Si existe copago de algunos servicios.
- Los centros con los que la compañía tiene convenio.
- Las patologías que cubre y las que no.
- La asistencia o no fuera del país.
- Las circunstancias en que la compañía no se hace responsable (negligencia, patologías no declaradas, etc).
- El precio. En muchas ocasiones, los corredores o mediadores de seguros tienen la potestad de aplicar bonificaciones o descuentos que el cliente no encontrará si acude directamente a la compañía aseguradora.
- La letra pequeña de la publicidad. Tanto en televisión como en radio, internet o prensa escrita, las compañías suelen jugar mezclando las tarifas mínimas con las coberturas máximas del seguro de salud. El precio real y las coberturas efectivas que el cliente necesita, suelen variar bastante con respecto a la publicidad.
- El método de pago. No todas las compañías permiten pagar a plazos sin imponer un incremento en el precio final del seguro.
En definitiva, el mejor consejo que se puede dar al cliente interesado en contratar un seguro de salud, es que estudie sus propias circunstancias y las verdaderas clausulas del contrato que se le ofrece.